Sin grandes pretensiones,
con esas ganas que a una le salen,
me atrevo a decirte,
me atrevo a confesarte.
Que eres mi camino eterno,
mi forma de expresarme,
eres mi mar de lágrimas.
Esta noche,
me atrevo a confesarte,
todos mis sufrimientos,
esta pena que llevo por dentro,
este amor que muere sangrando.
Sentimiento que cada día crece,
sin tener nada ni nadie que lo ampare,
sin poder hacer nada que lo remedie,
aunque quiera,
nadie mata este amor,
que me hiere por dentro.
El verdadero amor no es el que perdona nuestros defectos, sino el que no los conoce. Jacinto Benavente (1866-1954).
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