Cierro los ojos para intentar conciliar el sueño de media noche y en mi interior oigo unas voces con una sola pregunta… cómo conociste a Mayte…
Pues bien, por aquel entonces, en esa etapa de mi vida yo investigaba las transformaciones contractuales de la curvatura del espacio-tiempo y sus efectos en la leche condensada, y ultimando una vacuna revolucionaria, encargo de una rica millonaria, que tenía su pájaro de quinientos kilos malito de prostata y nadie mejor que yo para encontrarle cura a ese tierno animalito. Me encontraba sola en mi pequeño laboratorio situado en los bajos fondos de mi desordenado sótano, esa noche recuerdo que me retrasé más de lo habitual pues estaba a punto de descubrir un refermutizador cósmico, mi cansancio se hacia parte de mí y de repente oigo un ruido, parecía un hombre, aquel hombre escondía algo, incluso yo misma dudaba de que lo fuera, lo agarré de la camisa de seda, lo empujé contra la pared, lo examiné: su sombrero, su gabardina, su bigote, su gorra, sus zapatos… efectivamente, era un hombre. Ahora las cosas empezaban a encajar… de pronto y solo por un instante la luz comenzaba a anunciar que algo fallaba, cual fue mi sorpresa que en un segundo que la luz dejaba que nuestras retinas pudieran ver la claridad este misterioso hombre había desaparecido… comenzó mi miedo y corrí hasta la puerta del sótano y programé una estampida casi inhóspita…Llegué a casa y mi cabeza no paraba de dar vueltas como si hubiese respirado en mi laboratorio alguna sustancia extremadamente alucinógena, de las que guardo en los botes para crear mis maravillosos inventos, la mezcla de neón y argón no había fraguado aún en la probeta cuando caí en la cuenta de que me estaba desmayando… y entre sueños escuchaba a Roberta y John como aporreaban mi puerta, mi impotencia era tal que me sentía completamente incapaz de contestar a su llamada... instantes más tarde perdí totalmente mi consciencia... mi subconsciente comenzó a visualizar la imagen de Mayte de la cual estaba profundamente enamorada y no me la podía quitar de mi cabeza ni aún desmayada y desfallecida... CONTINUARÁ…
Pues bien, por aquel entonces, en esa etapa de mi vida yo investigaba las transformaciones contractuales de la curvatura del espacio-tiempo y sus efectos en la leche condensada, y ultimando una vacuna revolucionaria, encargo de una rica millonaria, que tenía su pájaro de quinientos kilos malito de prostata y nadie mejor que yo para encontrarle cura a ese tierno animalito. Me encontraba sola en mi pequeño laboratorio situado en los bajos fondos de mi desordenado sótano, esa noche recuerdo que me retrasé más de lo habitual pues estaba a punto de descubrir un refermutizador cósmico, mi cansancio se hacia parte de mí y de repente oigo un ruido, parecía un hombre, aquel hombre escondía algo, incluso yo misma dudaba de que lo fuera, lo agarré de la camisa de seda, lo empujé contra la pared, lo examiné: su sombrero, su gabardina, su bigote, su gorra, sus zapatos… efectivamente, era un hombre. Ahora las cosas empezaban a encajar… de pronto y solo por un instante la luz comenzaba a anunciar que algo fallaba, cual fue mi sorpresa que en un segundo que la luz dejaba que nuestras retinas pudieran ver la claridad este misterioso hombre había desaparecido… comenzó mi miedo y corrí hasta la puerta del sótano y programé una estampida casi inhóspita…Llegué a casa y mi cabeza no paraba de dar vueltas como si hubiese respirado en mi laboratorio alguna sustancia extremadamente alucinógena, de las que guardo en los botes para crear mis maravillosos inventos, la mezcla de neón y argón no había fraguado aún en la probeta cuando caí en la cuenta de que me estaba desmayando… y entre sueños escuchaba a Roberta y John como aporreaban mi puerta, mi impotencia era tal que me sentía completamente incapaz de contestar a su llamada... instantes más tarde perdí totalmente mi consciencia... mi subconsciente comenzó a visualizar la imagen de Mayte de la cual estaba profundamente enamorada y no me la podía quitar de mi cabeza ni aún desmayada y desfallecida... CONTINUARÁ…
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