Sueño con un lugar entre tus pechos
para construir mi casa como un refugio
donde siembro
en tu cuerpo
una cosecha infinita
donde la roca mas común
es piedra de la luna y ópalo ébano
que da leche a todos mis deseos
y tu noche cae sobre mi
como una lluvia que nutre.
Audre Lorde
Me amo en ti,
y
en tu figura,
me miro,
transformada
con la forma de mi sueño.
Al acariciarte
es mi reflejo
el que acaricio
narciso
en el espejo de tu cuerpo.
Me miro, así,
toda yo
vuelta carne tuya,
belleza que amo,
seda que acaricio
en tus mejillas.
Sabor de tu piel
en la blanca corola
de tus senos
y en la oscura y dulce fruta
de tu sexo.
Lenta y deleitosa
te recorro
con mis dedos
más sabios en
formas que los de Fidias,
y vuelvo un
cinturón de oro
mis brazos en torno
a tu cintura,
mientras ávidas
mis piernas
-como lianas-
se enredan a las tuyas
al tiempo que no hay límite
entre tu boca y la mía.
¿Tú o yo?
¿Cuál soy?
¿O cuál tu eres?
Fundidas en el placer
todo se borra,
y sobre el lecho, entre
los deshojados jacintos
de las rotas guirnaldas
-con que nos adornamos
para el íntimo festejo-
sólo sé
que soy llama
encendida en tu aliento.
Enajenada en ti
sin tiempo
y sin fronteras.
Perdida el borde de mi cuerpo,
en las oscuras aguas
del orgasmo,
me entrego hasta morir
en tu belleza.
Luz Méndez de la Vega
Dedicado con todo el cariño a todas las mujeres que amamos con una intensidad y con una dulzura sobrenatural, no perdais nunca vuestra ilusión ni vuestra sonrisa, porque pronto llegará nuestro jardín repleto de rosas.
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